lunes, 29 de noviembre de 2010

Meditación I





dos, tres, cuatro,
cinco y seis.
Agua y yerba mate.
Como aquellas tardes soleadas
en las que no sabía qué hora era
y mi única ocupación
consistía en buscarle formas
a las nubes
que bailaban para mi
en el escenario del cielo.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Impresiones



Me quedé pasmado con esa mujer que me mira con ojos brillantes y profundos, como si me tendiera una llave, invitándome a su jardín interior.
Camino, dubitativo, por su sendero de piedras y petunias. Levanto la vista y veo el sol a través de sus ojos. A la izquierda hay una hilera de flores azules, que frecuentan colibríes, mariposas y abejas. Más al centro, una fuente (¿de dónde provenía aquel agua?, no lo sé. Lo que pude observar con claridad fueron los nenúfares, púrpuras y violáceos, hermosos).
Bien al fondo, grandes extensiones de árboles frutales; resultaba bellísimo ver la variedad de colores que ofrecían los frutos ya maduros que caían al piso: verdes lima, amarillos y anaranjados que se fundían de una manera única con su césped de ojos verdes.
¡Ah, la diversidad!... y la sorpresa de aquellas palabras, que parecían surgir de la mismísima fuente. Frescas y cálidas, transparentadas por su dulce voz, salpicaban impresiones de su alma en pequeñas gotas, que quedaban en mi brazo derecho mientras acariciaba su pelo.

martes, 9 de noviembre de 2010

Karma

Le encomendaron cuidar los nidos de las aves. Se sintió rey sobre cualquier placero ordinario.
Cada vez que veo un pequeño huevo roto en el suelo lo recuerdo, y puedo deducir que era humano: o bien falleció o le urge ir al baño.