lunes, 19 de julio de 2010




Después de un mes, todos parecen felices...
Ríen y juegan, más no piensan.
El júbilo los desbordó, y los escoltó en fila india hacia el acantilado.
¡Pobres de corazón!
Confían sus almas a un simple pastor lastimado,
que guarda sus penas en el baúl de su armario.

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